Me pasa algo muy extraño que es lo siguiente: cuando empeizo a escribir sobre algo, se me revuleven adentro todos los posibles nodos que tiene que ver con ese algo. Estoy escribiendo sobre viajes. Cuando uno viaja le pasan varias cosas. Yo me acuerdo de tres episodios claves de mis últimos viajes. Esos episodios se me repiten. Sueño con ellos. Vuelven una y otra y otra vez. Son espirales.
Las personas que me acompañan en esos episodios no existen más que adentro de un recuerdo. Com viven los ñandues y las montañas y los cerros y las tazas de te y la arena que los acompaña. Para una persona un recuerdo puede ser la experiencia más vívida del mundo.
Yo creo que algunos se deben acordar y otros no. Tengo grandes frases de viajes como "sos una egoísta con tus hijos porque si estudiás Letras no los vas a poder alimentar" o "si te venís a vivir acá podés trabajar de moza en una casa de té" "que no se corte" "nunca pensé que me iba a quedar veinte días en un luigar en el que no se puede hacer nada" y "estos libros los vamos a donar a una escuela de La Quiaca". Ninguna de esta frase tiene sentido en sí misma salvo en su contexto. La pregunta es cómo se hace para salir de la frase que está atorada y seguir viaje, digo, aprovechando la expresión.
Extrañar es una forma de querer repetir un momento. Extrañar es un buen parámetro para medir lo que pasa adentro sobre el pasado. Hablar mucho de alguien, llenar la casa de fotos de un lugar, evitar completamente una esquina o tirar a la basura una caja de recuerdos son formas inocentes de lidiar con los recuerdos. Porque el pasado viaja adentro de uno. Nos guste o no. Sólo para adelante se puede volver pasado el pasado y presente el presente. A veces es ejercicio más difícil con el que alguien puede lidiar.
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