martes, 8 de abril de 2008

La llegada de Alfonsina Cap 1: Chaperona

Hace tiempo que sabíamos que Girondo necesitaba una novia. Todo el día, pobrecito, dando vueltas en su frasco de aceitunas, el aburrimiento que debía tener el pobre animal. El día que lo rescaté de su destino alimentario -estaba destinado a ser comido por las pirañas-, el veterinario me preguntó tres veces si estaba segura de que quería el pez de la aleta deforme -pero no se dignó a hacerme un descuento, hay que aclarar.

Hoy en la veterinaria, me llevó un tiempo elegir a la candidata perfecta -sepan que Giru nada de costado y duerme panza arriba por su problema dorsal. Si bien el tamaño era determinte, considerando que el pez no es más grande que un botón de manga, tampoco su compañera podía duplicarlo así como si nada.

Si Girondo es él o Alfonsina ella a nadie le importa, son los dos coloraditos y están solos en su pequeño mundo transparente.

En los próximos días veremos cómo se desarrolla la convivencia. Si uno se come al otro, como me lo sugirió el asistente del veterinario que, sepan, no distinguía una cotorra de un loro, esta comedia romántica se convertirá en un policial.

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