jueves, 14 de mayo de 2009

La era de la incomunicación

El sábado me encontré con una amiga a la que no veo hace mil años. Le doy mi celular, quedamos en hablar. Ayer recibo un mensaje de texto con su MSN. Pensé en la posibilidad de hablar por MSN para pedirle el teléfono de la casa...

¿Hay algo menos comunicativo que limitar la comunicación a los medios?

¿Qué queda cuando no hay posibilidad de diferir la comunicación al infinito? ¿Queda algo para decir? O tal vez eso es lo que hace que todos nos sintamos tan conectados, como si tener dos mil formas de dejar un mensaje asegurara que ese mensaje existe, como si usáramos una sombrillita de martini como paracaídas cuando caemos por el Gran Cañón.

La presencia cada día es más una virtud y por detrás de los medios queda el murmullo de lo que alguna vez fueron palabras.

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