Les conté de mi amigo de Facebook que parece que me conocía de la infancia.
Algunas cosas que pasaron hace 22 años:
Él estaba enamorado de mí, o eso decía. Yo decía que no. A mí me gustaba uno de mi grado -primero.
El caso es que me acuerdo que un día su hermana nos casó y mi oso gigante hizo de testigo.
Yo no sé por qué accedí a casarme si no me gustaba. Supongo que porque era la oportunidad para disfrazarme con un camisón blanco de mi abuela y una cortina de velo.
Lo que aprendí en 22 años:
Los vestidos de novia son hermosos, es más, a veces me quedo mirándolos en los negocios.
A pesar de eso, hay otros vestidos tanto o más hermosos y que no son blancos -color que a mí me queda espantoso.
Los camisones de las abuelas sí, son vestidos tiernos, ideales para cuando una está triste y se queda en casa viendo dvds de llorar.
No tiene ningún sentido casarte por casarte, más cuando te presiona la hermana mayor del novio -la guacha tenía 10 años, yo 6 y él 8.
No tiene ningún sentido obligar a alguien a que te quiera.
Sin embargo, cuando tu marido se acuerda de vos después de 22 años, pueden pasar dos cosas:
o que fuiste lo suficientemente adorable o insoportable como para que no te pueda olvidar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario